domingo, octubre 02, 2005

Prólogo Mes de Octubre de 2005


En la presente edición, correspondiente al mes de octubre de 2005, se continúa con la línea evangelizadora, tal como se señaló el mes anterior. Por otra parte, profundizaremos en el estudio del Atrio, Tabernáculo y sus utensilios de los cuales, en ediciones futuras, desarrollaremos en detalle sus usos y significados, que por lo demás, están íntimamente ligados con la figura y persona de nuestro Señor Jesucristo. Finalmente se expone brevemente acerca del origen del pueblo de Israel y sus doce tribus (Israelitas). Esperamos sea de bendición.


Jessica Mariette Candia Escobar
Italo Ignacio Cortés Rocco

Testimonio de un Computador

Este es un breve testimonio relatado por un computador, el cual había sido armado por su propio dueño, y que por lo demás, tenía grandes cualidades técnicas tales como de capacidad, procesador y estéticas, pero que en un determinado momento de nada le sirvieron…veamos….
Mi nombre es lo de menos, y la verdad que es que soy de última generación, cuento con un procesador y capacidad que cualquiera envidiaría, además tengo los últimos programas que han salido al mercado, ¡ para que les digo en cuanto a mi estética !, la verdad no quisiera pecar de vanidoso.
Un día conocí una gran red llamada Internet, lugar en el cual tenía acceso a todo tipo de información, tanto así que podía bajar programas en forma ilegal y sin pagar un solo peso….¡ me hice fanático !. Con el tiempo fui conociendo lugares que hoy en día me da mucha vergüenza recordarme, es más, me era imposible no acceder a ellos por lo menos una vez al día. Con el pasar del tiempo se fue convirtiendo en un vicio.
Un día comencé a sentir algunos síntomas raros, sospeché entonces de aquellos lugares que frecuentaba, y me asusté mucho, tanto así que decidí por mis propias fuerzas renunciar a continuar accediendo a esos lugares, pero me duraba algunos días y nuevamente caía. Mientras tanto, mi salud seguía empeorando.
Cuando en una ocasión logré dejar de frecuentar esos sitios, me apareció en pantalla y sin razón una imagen muy tentadora que me invitaba a volver, pero fui fuerte y la cerré…luego, esa imagen nuevamente se volvió a abrir y finalmente caí. Entonces me dí cuenta que muchas de esas “poco decorosas” páginas que solía frecuentar habían de alguna manera llegado a mi disco duro, descubrí de esa forma, el porqué de esos síntomas raros…y comenzó mi martirio. Fue entonces, después de la visita de un técnico, el cual me diagnosticó un virus,…¡ que me quise morir !, desee nunca haber hecho lo que hice, mi vida útil estaba llegando al final… antes de lo indicado por los fabricantes.
Llegó finalmente el momento en que se me acercó mi dueño y creador, y teniendo compasión y amor por mi, me dijo que existía una esperanza y sólo dependía de mi, que con su ayuda y no en mis fuerzas, yo no volvería nunca más a esos sitios que me habían dañado, tomando así el control por completo de mi …la solución era formatearme y de esta forma comenzar con una nueva vida…fue entonces cuando me sometí a tal proceso…¡ fue como nacer de nuevo!, me sentí que tenía una nueva oportunidad la cual no desperdiciaría y nunca más defraudaría a mi dueño y creador, quién sólo me había concebido para trabajar en la red en temas relacionados con su trabajo.
La similitud entre lo que sucede con los computadores y nuestros malos pensamientos y pecados, es increíble. El problema de mirar algo incorrecto se agrava cuando de nuestra mente (Memoria RAM) pasa a nuestros corazones (Disco Duro), reiterándose esa imagen en nuestra mente de vez en cuando, e inclusive en muchos casos llegándose al límite de consumar tal pecado. En nuestro caso también existe una solución muy similar a la de formatear un computador, y tiene relación con el perdón de nuestros pecados, el cual lo realiza Nuestro Señor Jesucristo, y por otra parte al igual que el computador, tenemos un Creador, el cual es Dios Padre quién nos creó con un único propósito…propósito que no cumplimos y que es Adorarle y exaltar su Nombre.
Si tu pregunta es que tienes que hacer para obtener el perdón de tus pecados y por ende la vida eterna, sólo tienes que realizar un compromiso a través de una sencilla oración en voz alta (Romanos 10:9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo) y seguir a Cristo, leyendo su palabra, siendo obediente y congregándote en una Iglesia que proclame y exalte únicamente el Nombre del Señor Jesús (Iglesia Cristiana) . Si no tienes palabras de momento para expresarte y Si Dios te habla en este momento, por medio de este mensaje, recíbele, haciendo la siguiente oración:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.

El Sello de la Justicia



Gálatas 2:16 “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”
Ciertamente quienes recibimos a Jesucristo en nuestros corazones, somos justificados por la fe que hemos puesto en él, es decir, por la fe somos justos o santos ante los ojos de Dios, no obstante sigamos pecando como hijos de Dios (ver segunda figura). Dios nos ve santos a través de un prisma que es la Cruz, o bien, al mirarnos ve en nuestros corazones al Justo que es Jesucristo. La fe desde siempre ha sido la clave para obtener la salvación, pero te harás la pregunta ¿cómo es posible que en los tiempos de los patriarcas se obtuviera la salvación si Jesús aún no venía?. Es cierto, aunque Jesús siempre ha existido y en forma de Dios, la fe siempre se ha debido poner en Dios tanto antes como ahora, dado que Jesús es Dios hecho carne (Juan 1:14). El mayor de los ejemplos que debemos tener claro es el del Padre de la fe, quién es Abraham, ya que como se señala en Génesis 15:6 “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”, es decir, esa fe que tuvo Abraham cuando el Señor le dijo que iba a tener un hijo, lo hizo Justo, o sea Santo ante los ojos de Dios, igualmente ocurre con nosotros al poner nuestra fe en Jesús, también nos es contada por justicia, pasando automáticamente a ser hijos de Dios (Gálatas 3:26-27) con todos los beneficios que conlleva ello (el perdón de nuestros pecados, la salvación, el nos escucha, etc.) y las demandas correspondientes por parte de nuestro Padre. Pero falta un detalle que es muy importante a considerar y es que esa justicia tiene un sello. Volvamos por un momento al ejemplo de la fe de Abraham: Romanos 4:10 “¿ Cómo, pues le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la insircunsición” Romanos 4:11 “Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia”. Donde los incircuncisos somos todos los que no somos Judíos (Los Gentiles), y cuya circuncisión es el Bautismo en aguas (Colosenses 2:1-13) la cual es la circuncisión que estableció Jesucristo en el nuevo pacto. Cabe señalar que el Bautismo en aguas no nos da la salvación, ya que quienes lo realizan ya lo son, y es muy importante realizarlo dado que además de ser un acto de obediencia, es el sello que obtenemos de nuestra justicia adquirida mediante la fe en Jesucristo (el sello del nuevo nacimiento).
Para quienes aún no han obtenido la justicia o santidad que nos da Jesucristo, se encuentran en la situación que se grafica en la primera figura, tal como se señala en Romanos 3:23 Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Si tu te has sentido identificado con la primera figura, no te desanimes ya que te tengo un mensaje de parte de Dios, y es que el ¡te ama!, no importando la situación en que te encuentres ni el pecado que te tenga prisionero en estos momentos, el te quiere rescatar, otorgándote su perdón.
Si tu pregunta es que tienes que hacer para recibir a Cristo en tu corazón y obtener el perdón de tus pecados y por ende la vida eterna, sólo tienes que realizar un compromiso a través de una sencilla oración en voz alta (Romanos 10:9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo) y seguir a Cristo, leyendo su palabra, siendo obediente y congregándote en una Iglesia que proclame y exalte únicamente el Nombre del Señor Jesús (Iglesia Cristiana) . Si no tienes palabras de momento para expresarte y Si Dios te habla en este momento, por medio de este mensaje, recíbele, haciendo la siguiente oración:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.

sábado, octubre 01, 2005

El Atrio y Tabernáculo




El Atrio con el Tabernáculo componen un área de aproximadamente 1.012,5 m2 (ver esquema y simulación 3D), que se encontraba destinada para ofrecer sacrificios, rendir culto, oración y comunicarse con Jehová. En si, y tal como se mencionó el mes anterior, el tabernáculo y sus utensilios son una fiel representación y figura de la persona de Jesucristo. Como verán cada vez que el pueblo de Dios acampaba en su deambular por el desierto, establecían una distribución de las doce tribus de Israel alrededor de éste, conforme lo señala Jehová en Números 2. Se puede destacar que la tribu de Judá, linaje del cual viene Nuestro Señor, se encuentra en el acceso al Atrio, lo cual nos muestra un lugar de privilegio entre las tribus, asimismo nosotros obtenemos un lugar de privilegio a través de Jesucristo ante la presencia del Dios Padre. En los próximos meses explicaremos como se aplica la figura de Jesucristo en cada uno de los utensilios (ver detalles al interior del atrio y tabernáculo).

Origen del Pueblo de Israel (Las Doce Tribus)



Abraham (Padre de una multitud) y Sara (Princesa) concibieron a Isaac (Risa) el cual a su vez concibió con Rebeca, hija de Betuel, a los gemelos Esaú y Jacob (El que toma por el calcañar o el que suplanta). Jehová dijo a Rebeca: " Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor" Esto es; Esaú a Jacob dado que el primero vendió su primogenitura a Jacob (Gén. 25:27-34) y más tarde Jacob junto a su Madre toma ocasión de cobrar la bendición destinada para el primogénito por parte de Isaac, su Padre (Gén. 27:1-40). Jehová cambió el nombre de Jacob por el de Israel (El que lucha con Dios, o Dios lucha) ( Gén 32:28; 35:10), del cual descienden las doce tribus de Israel (Israelitas), tal como se detalla en el cuadro adjunto. De Esaú descienden los Edomitas y por otra parte Esaú se casó con Mahalat, la hija de Ismael (Gen. 28:9). El también tuvo muchas esposas de varias naciones. Sus descendientes continuaron casándose con las familias de Ismael (hermanastro de Isaac), al igual que con otros pueblos, los que más tarde serían los Árabes islámicos y Palestinos.

Palabras Finales

Nos es muy grato, como Matrimonio, manifestar la bendición que nos ha traído a nuestras vidas la creación de esta página, en la cual el Señor nos permite cada mes honrar y exaltar su nombre, el cual es sobre todo nombre (Filipenses 2:9-11). Continuaremos nuestra labor en este proyecto que el Señor a puesto en nuestros corazones, hasta que él lo permita, apoyados del Espíritu Santo quién nos revela las verdades de su palabra.