jueves, septiembre 07, 2006

La Solución en Tus Manos I Parte

En Febrero del año 1995, mis Padres y yo viajamos a la ciudad de Miami en Estados Unidos, con motivo de celebrarse el matrimonio de mi hermana mayor Cecilia y su novio en aquel entonces, pero actual marido, Franco Arias.
Recuerdo con mucho afecto a mi tío Polo, hermano menor de mi Padre, quién en representación del resto de los hermanos que viven en Miami, asistió a la celebración con su familia. Dada su preocupación por nosotros y por mi hermana, posterior a la cena, tuvo la deferencia de invitarnos a una recepción en su hermosa casa ubicada en el sector residencial de Kendall, en la cual también tuvimos el agrado de alojar.
Precisamente para él realizábamos un trámite en Miami, en el conocido barrio de Coral Gables, cuándo mi Padre y yo de camino en el automóvil que nos facilitó mi Tío para estos efectos, un Toyota Camry del año, curiosamente quedó en panne. Al principio lo tomamos con calma, pero con el pasar de las horas comenzamos a experimentar algo de miedo al percatarnos que nadie proporcionaba ayuda alguna. Toda vez que nos bajamos del automóvil a buscar ayuda, con objeto de solicitar teléfono, comenzamos a golpear las puertas de los residentes del sector, quienes al abrirnos y ver que estábamos en problemas, se negaban cerrándonos éstas con notoria desconfianza. En efecto, cabe señalar que no conocíamos muy bien la ciudad y por lo demás nuestro inglés era muy básico. La situación empeoró cuando nos dirigimos de vuelta al automóvil y el control del cierre centralizado no funcionaba, impidiendo que subiéramos a éste y por tanto pudiéramos al menos empujarlo hasta la Estación de Servicio más cercana. Una y otra vez, con mucha vehemencia intenté hacer funcionar el control remoto sin éxito, puesto que el problema era de batería. Por lo demás ya se acercaba la tarde y nada ni nadie nos daba una solución. Al cabo de unas horas, luego de pensarlo mucho y estar viviendo momentos muy tensos, se me ocurre la “brillante” idea de utilizar la llave y abrir el vehículo como tradicionalmente se hacía cuando no existía el cierre centralizado, es decir, con la chapa de la puerta, pues con la costumbre de abrirlo con el control, ya casi no nos acordábamos de la llave. Finalmente, luego de empujar unas cuantas cuadras, logramos llegar a una Estación de Servicio donde solucionamos el problema. Remolcar el vehículo no fue difícil, ya que mi Padre no sólo empujó, sino que a su vez tomó el control del volante. Sin él no hay duda que hubiese sido una labor imposible de lograr. Si bien es una anécdota tragicómica, sirve para darse cuenta que en los problemas, los que a veces vemos más grandes de lo que son, tenemos la solución en nuestras manos y no la utilizamos, recurriendo a alternativas que de nada sirven. Conozco a personas que se han olvidado que Dios existe y han tocado puertas recurriendo a la brujería, a las cartas y otro tipo de manifestaciones del ocultismo, en otros casos a las drogas y alcoholismo, con el afán de darle solución a sus problemas, sin darse cuenta que la “llave” esta en sus manos.
Esa “llave” es la Redención, y todas las personas ya la poseen, pues Cristo murió por los pecados de toda la Humanidad, sólo resta que accedas a la preciada Salvación que por Gracia la obtienes si utilizas ésta, aceptando a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida.
Yo ya utilicé mi “llave” y abrí el vehículo pero aún me encuentro, al igual que mi Señora y muchos Hermanos en Cristo, empujando éste hacia la Estación de Servicio esperando no cansarme en el camino y así finalmente poder llegar a la meta, bajo la ayuda y dirección de mi Señor, quién es el que en definitiva toma el control de nuestras vidas.
Te animo a emprender una nueva vida en Cristo, comenzando por abrir las puertas de tu corazón para que él entre a morar en ti.
Si te has sentido identificado con este mensaje, y si no tienes palabras para dirigirte al Señor, puedes recibirle haciendo la siguiente oración en voz alta:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede perdonar y salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.
La palabra enseña que si has tomado esta decisión de corazón colocando tu fe en Jesucristo, tus pecados han sido perdonados y en consecuencia eres salvo pasando a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día,… día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la vida eterna.

La Solución en Tus Manos II Parte


En otra ocasión, en la estadía del mismo viaje que realizamos a Estados Unidos, se me ocurrió realizar unas compras, antes de regresar a Chile, en un conocido Mall llamado The Falls (Cascadas), ubicado en el residencial barrio de Kendall. Valientemente, le dije a mi Madre antes de salir desde el sector dónde alojábamos (Híaleah), que yo era capaz de llegar, pues era tan sencillo como tomar la interestatal US-1 y luego virar a la derecha en Kendall, el resto ya me lo sabía de memoria. Mi Madre confió en mí y se animó a acompañarme, pues veía como poco a poco yo me iba ubicando en la Ciudad.
De camino en la US-1, una gran autopista que cruza Miami, comenzamos a emprender el viaje, cuándo mi Madre se percata que no andábamos con mapa ni teléfonos locales anotados de los parientes, pero yo mostrando seguridad, vehementemente le insisto que no hay problema. Al pasar de una hora, comienzo a inquietarme ya que no encontraba la salida que señalaba el sector en dónde debíamos dejar la interestatal. Mi Madre muy prudente me señala que no le sonaba conocido el lugar, ante lo cual le insisto que faltaba solamente encontrar la salida adecuada. Luego de unos minutos y percatarme de mi error, le confieso a mi Madre que me encontraba perdido, pues al tomar la US-1 desde un comienzo erré el sentido, es decir, en vez de ir para el Norte íbamos hacia el Sur, pero el gran problema era que ya no se veían salidas, no existiendo asimismo el viraje en “U” en ese tipo de Autopistas. Además existía el agravante que no contaba con mucho combustible. Fue entonces que comenzó nuestro drama, pues Florida no es como Chile, en el sentido que uno se detiene en la berma a pensar o para llamar tranquilamente por un citófono S.O.S., ya que los cocodrilos andan a la orden del día, y se recomienda no bajar del auto a las afueras de Miami, pues muchos han sido los casos en que automovilistas han sido atacados por estos animales al quedar en panne y bajar para revisar el motor, no obstante exisistir mallas de protección y señales preventivas lo largo de toda la autopista.
Sin alternativas, no tuve más que detenerme en la berma mientras mi Madre oraba sin parar. En efecto, nuestro camino errado nos llevaba cada vez más lejos y sin retorno. Yo comencé a acompañar la oración, cuando en un momento que me desconcentré mirando hacia el costado, con el afán de evitar que se acercará algún animal, me percato que nos encontrábamos frente a la solución, la cual era un paso en la mediana bajo una estructura de un enlace, que denotaba huellas de neumáticos, lo que me dio la seguridad que era utilizado habitualmente para viraje en “U”. Mi Madre muy agradecida de Dios me indicó que esa era la respuesta de su oración. Luego de realizar el viraje tomando el camino correcto, todo resultó conocido y la tranquilidad volvió a nuestras almas. ¡Hay que estar en la situación para entenderlo!.
Particularmente, y es lo habitual, que en nuestras vidas tomemos caminos equivocados que nos llevan irreversiblemente a la perdición, y en la mayor parte de los casos no queremos reconocerlo, pues tal como el mundo lo plantea señalamos: “yo no estoy arrepentido de nada en la vida”, “si pudiera revertir mi vida volvería a hacer todo igual”, “no me arrepiento de mis errores, pues de ellos aprendo”, etc. ¡siendo esto verdaderamente la condenación!, pues el comienzo de la salvación y por ende el de un cambio rotundo en nuestras vidas, es el reconocimiento y arrepentimiento de todos nuestros pecados.
Todos tenemos una posibilidad de “retorno” en el mal camino, inclusive puede estar frente a nosotros y tal vez no lo queremos ver. El enemigo siempre estará al asecho y puede ser tarde cuando te percates que te encuentras en las fauces de éste devorándote.
Este “retorno” es la desición de aceptar a Jesucristo como tu Señor y Salvador de tu vida, quién te llevará finalmente por el camino correcto al Padre.
Jesús dijo en Juan 14:6: “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida: nadie viene al Padre sino por mí”
Si te has sentido que no vas por el camino correcto, y por lo demás identificado con este mensaje, y si no tienes palabras para dirigirte al Señor, puedes recibirle haciendo la siguiente oración en voz alta:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede perdonar y salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.
La palabra enseña que si has tomado esta decisión de corazón colocando tu fe en Jesucristo, tus pecados han sido perdonados y en consecuencia eres salvo pasando a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día,… día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la vida eterna.