miércoles, marzo 21, 2007

Salmos 38, Una Profesía de la Pasión



La tradición Judía dio al libro de los Salmos el nombre de Tehilim, que significa “cantos de alabanza” o, más simplemente, “alabanzas”. En cambio, la más antigua de las traducciones griegas, la llamada de los Setenta LXX, le puso el título de Psalmoi y Psalterion, expresiones de las que derivan nuestros términos Salmos y Salterio. La palabra griega psalmos designaba originariamente un poema para ser cantado al son de instrumentos de cuerda, y el psalterion era uno de esos instrumentos. Pero estos significados fueron perdiéndose poco a poco, y ahora la palabra Salterio suele emplearse como sinónimo de libro de los Salmos, mientras que el término salmo designa a cada uno de los poemas que lo integran.

Existen del tipo Meseánico, es decir, profecías en las cuales se anuncia la venida de Nuestro Señor Jesús.
Particularmente me emociona leer el Salmos 38, el que escrito por David, señala inspiradamente en la primera persona del Señor Jesucristo, el dolor sufrido en la cruz del calvario. Noten el siguiente análisis:

Salmos 38:11, Sus conocidos lo miran desde lejos (Ver Lucas 23:49).
Salmos 38:2-7, El llevó nuestras enfermedades (Ver Isaías 53:4)
Salmos 38:7, Fue azotado en sus lomos (Ver Juan 19:1)
Salmos 38:8, Fue molido por nuestros pecados (Ver Isaías 53:5)
Salmos 38:13-15, No abrió su boca en defensa (Ver Isaías 53:7 y Marcos 15:4-5).
Salmos 38:21, Dios mio no me desampares (Ver Mateo 27:46)

Lo más impresionante es cuando Cristo en el versículo 3 habla de "mi pecado", ¡¡ siendo Santo!!, pues cargó y pagó el precio por los nuestros aún siendo inocente, y por lo demás sin que lo mereciéramos, tan sólo por su Gracia 2da Corintios 5:21. ¡Alabado sea Jehová! (Alelu Jah).