Los Milagros de Cada Día
"Y el SEÑOR dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y cogerá para cada día, para que [yo] le pruebe si anda en mi ley, o no.” Exodo 16:4
Cuando el pueblo de Israel sale de Egipto, Jehová Dios los protegió de día en forma de columna de nube y de noche en forma de columna de fuego, abriendo las aguas del Mar Rojo para que cruzaran y escaparan así de los Egipcios (Exodo 14:21), proveyendo de todo lo necesario en una forma milagrosa, tal como se señala en el versículo; haciendo llover pan del cielo, en otros casos dándoles agua desde una roca (Exodo 17:1-7), etc.. A veces pienso con todos esos milagros si yo hubiese vivido esa época, siendo parte del pueblo de Dios, habría tenido una fe a prueba de todo, ¡como no! Viendo esa manifestación de poder, el poder de nuestro Dios, pero no obstante los Israelitas por un lado pecaban de incrédulos, desafiando y cuestionando a Jehová constantemente en que morirían de hambre y sed en el desierto, por otro de desobedientes, no guardando los mandamientos que se les había entregado, llegando al límite de adorar dioses de bronce.
Hoy en día no somos tan distintos, ya que igualmente no guardamos los mandamientos y a veces tenemos falsos dioses que adoramos, tales como el dinero, los placeres de la carne, etc. dejando a Dios a un lado, en un segundo plano. Pero claro, dirá alguien, si antiguamente se veían milagros diariamente y aún así se descarriaban, ¡ con mayor razón hoy en día que no vemos tales milagros!. La verdad que no es así, ya que en primer lugar la palabra nos enseña que debemos tener fe en Cristo, siendo la fe “la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), además “por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7), es decir, el dicho “ver para creer” para un Cristiano o Hijo de Dios no es válido, ya que por fe somos salvos. Por lo anterior debemos confiar en que los milagros ocurren diariamente ante nuestros ojos, aunque no nos demos cuenta, sino piensen que significa tener un plato de comida ante nosotros cada día, del cual damos gracias al Señor a veces de forma automática y repititiva , sin pensar en lo que decimos, ¡siendo realmente un alimento que viene del cielo!, tal como lo oyen, puesto que quién nos provee del trabajo y de todo lo que tenemos es Dios, quién nos da la vida cada día, nos protege de situaciones que pudieran ser peores de lo que las vemos, tal cual lo hacía con el Pueblo de Israel…¡¡si es para darle gracias hasta el final de nuestros días!!, ¡alabado sea el Señor!. En otras palabras, vemos el maná, vemos la columna de nube, vemos la columna de fuego y aún así ¡¡¿ no creemos?!!. Por otra parte los milagros de cada día los podemos y debemos generar nosotros también, ya que Dios nos quiere utilizar a diario para ayudar a nuestro prójimo, tal como aquellos que no tienen que comer, vestir o dónde vivir (Mateo 25:35-40).
Pero la verdad más que por lo señalado anteriormente, el versículo inicial tiene por objeto honrar el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, ya que tal como se señala en Juan 6:25-59, él es el pan de vida que viene del cielo, tal como el maná enviado por Dios a los antiguos, con la salvedad que quienes comemos de ese pan ¡¡tendremos vida eterna!! (Juan 6:50,51,58) y no moriremos como morían los antiguos (Juan 6:49,58), ya que nosotros dormiremos a la espera de la segunda venida del Señor Jesucristo para estar presentes en resurrección ante su tribunal (Juan 6:39,40,44,54), más los que mueren descendiendo su alma al seol resucitarán para condenación perpetua (Juan 5:29).
Si deseas saciar tu hambre, y aún no has tomado una decisión al respecto, te animo a recibir del alimento que es de vida eterna el cual es el pan de vida, quién es Jesucristo el Señor. Si no tienes palabras de momento para expresarte y Dios te habla por medio de este mensaje, recíbele, haciendo la siguiente oración:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede perdonar y salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.
La palabra enseña que si has realizado esta oración de corazón colocando tu fe en Jesucristo, eres salvo y por ende pasas a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día, día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la ¡¡ vida eterna !!.
Cuando el pueblo de Israel sale de Egipto, Jehová Dios los protegió de día en forma de columna de nube y de noche en forma de columna de fuego, abriendo las aguas del Mar Rojo para que cruzaran y escaparan así de los Egipcios (Exodo 14:21), proveyendo de todo lo necesario en una forma milagrosa, tal como se señala en el versículo; haciendo llover pan del cielo, en otros casos dándoles agua desde una roca (Exodo 17:1-7), etc.. A veces pienso con todos esos milagros si yo hubiese vivido esa época, siendo parte del pueblo de Dios, habría tenido una fe a prueba de todo, ¡como no! Viendo esa manifestación de poder, el poder de nuestro Dios, pero no obstante los Israelitas por un lado pecaban de incrédulos, desafiando y cuestionando a Jehová constantemente en que morirían de hambre y sed en el desierto, por otro de desobedientes, no guardando los mandamientos que se les había entregado, llegando al límite de adorar dioses de bronce.
Hoy en día no somos tan distintos, ya que igualmente no guardamos los mandamientos y a veces tenemos falsos dioses que adoramos, tales como el dinero, los placeres de la carne, etc. dejando a Dios a un lado, en un segundo plano. Pero claro, dirá alguien, si antiguamente se veían milagros diariamente y aún así se descarriaban, ¡ con mayor razón hoy en día que no vemos tales milagros!. La verdad que no es así, ya que en primer lugar la palabra nos enseña que debemos tener fe en Cristo, siendo la fe “la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), además “por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7), es decir, el dicho “ver para creer” para un Cristiano o Hijo de Dios no es válido, ya que por fe somos salvos. Por lo anterior debemos confiar en que los milagros ocurren diariamente ante nuestros ojos, aunque no nos demos cuenta, sino piensen que significa tener un plato de comida ante nosotros cada día, del cual damos gracias al Señor a veces de forma automática y repititiva , sin pensar en lo que decimos, ¡siendo realmente un alimento que viene del cielo!, tal como lo oyen, puesto que quién nos provee del trabajo y de todo lo que tenemos es Dios, quién nos da la vida cada día, nos protege de situaciones que pudieran ser peores de lo que las vemos, tal cual lo hacía con el Pueblo de Israel…¡¡si es para darle gracias hasta el final de nuestros días!!, ¡alabado sea el Señor!. En otras palabras, vemos el maná, vemos la columna de nube, vemos la columna de fuego y aún así ¡¡¿ no creemos?!!. Por otra parte los milagros de cada día los podemos y debemos generar nosotros también, ya que Dios nos quiere utilizar a diario para ayudar a nuestro prójimo, tal como aquellos que no tienen que comer, vestir o dónde vivir (Mateo 25:35-40).
Pero la verdad más que por lo señalado anteriormente, el versículo inicial tiene por objeto honrar el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, ya que tal como se señala en Juan 6:25-59, él es el pan de vida que viene del cielo, tal como el maná enviado por Dios a los antiguos, con la salvedad que quienes comemos de ese pan ¡¡tendremos vida eterna!! (Juan 6:50,51,58) y no moriremos como morían los antiguos (Juan 6:49,58), ya que nosotros dormiremos a la espera de la segunda venida del Señor Jesucristo para estar presentes en resurrección ante su tribunal (Juan 6:39,40,44,54), más los que mueren descendiendo su alma al seol resucitarán para condenación perpetua (Juan 5:29).
Si deseas saciar tu hambre, y aún no has tomado una decisión al respecto, te animo a recibir del alimento que es de vida eterna el cual es el pan de vida, quién es Jesucristo el Señor. Si no tienes palabras de momento para expresarte y Dios te habla por medio de este mensaje, recíbele, haciendo la siguiente oración:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede perdonar y salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.
La palabra enseña que si has realizado esta oración de corazón colocando tu fe en Jesucristo, eres salvo y por ende pasas a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día, día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la ¡¡ vida eterna !!.
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