martes, noviembre 01, 2005

En los Brazos de Amor



“ Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.” Mateo 19:14.
El presente, es el testimonio de Agustín, un niño como lo fuimos cualquiera de nosotros, el cual era muy inquieto, no de muchos amigos y algo introvertido, sin embargo un niño muy feliz. Muchas veces se sintió solo, no obstante recibir el amor de sus Padres y de sus dos hermanos mayores. Su hogar, bien constituido, era de clase media cuyo Padre trabajador independiente, gracias a Dios, siempre pudo proveer al hogar lo necesario. Su Madre era una abnegada dueña de casa.
Un día, cuando Agustín se dirigía a su escuela, un hombre predicaba a una multitud, y él pasando por el lugar se detuvo curiosamente a escuchar…de pronto, aún siendo un niño de apenas doce años, se sintió tocado con sus palabras y ocurrió lo inesperado… este hombre, entre la multitud, le mira a los ojos, con una mirada de amor como nunca antes había sentido…su pequeño ser fue invadido de un gran gozo y por otra parte rodeado de un sentimiento de no ser digno de esa mirada, lo que se expresó finalmente en un llanto…fue entonces que este hombre le dijo: “ven a mis brazos, que te he estado esperando”, entonces el niño sin saber porqué, corrió a sus brazos de amor ….fue un momento inexplicable, que Agustín nunca quisiera hubiese terminado.
Pasaron casi veinte años, y Agustín ya casado, siendo mayor de edad había olvidado en parte este precioso evento de la niñez, y por lo demás ya no caminaba rectamente en la vida. Vivía muy preocupado de si mismo y del diario vivir, de hecho pasó por momentos muy difíciles, inclusive le sucedieron accidentes que lo tuvieron al borde de la muerte, pero sólo por la gran misericordia de Dios nada le ocurrió.
Un día, cuando se encontraba muy lejos de su esposa fuera de casa por motivos de trabajo, tuvo un sueño muy real e impactante, en el cual veía como una multitud humillaba a un hombre hasta el límite de golpearlo y apedrearlo. Vio como su rostro se encontraba deformado y con una expresión de mucho dolor. Agustín no entendía que pasaba…de pronto este hombre levanta el rostro y lo mira a los ojos…Agustín no lo podía creer… ¡era el mismo hombre que en su niñez le había llamado y entregado ese gran amor que él sintió no merecer!. Agustín llorando con dolor se acerca a ayudarlo y le pregunta ¿quién eres y por que te está sucediendo esto?..él le responde; Yo soy Jesús, el Hijo de Dios y he venido para cargar con tus pecados y los del mundo,... nuevamente Agustín le pregunta ¿ pero por que al menos no te defiendes?..Jesús le responde; porque tus pecados y los del mundo no tienen defensa. Agustín impactado despierta y comprende que ese acto de gran amor inmerecido que había vivido en su niñez, le había significado su salvación, y perdón de sus pecados, pero él con su forma de vida lo estaba desperdiciando. Agustín por el sólo hecho de acudir a ese llamado, corriendo como un niño, poniendo toda su fe en ese hombre, el cual comprendió era el mismo Dios hecho carne que venía en su rescate, había obtenido el perdón de sus pecados, inclusive de los que estaba cometiendo y de los que volvería a cometer, con la salvedad que ahora vuelto al camino de la mano de Jesús, ya no cargaría él sólo con todo ese peso, sino que Jesús le ayudaría….” Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados” Mateo 11:28.
El testimonio anterior, en su esencia, es un caso real. En el tuyo, talvez no eres un niño, pero no importa porque si tu te acercas a Jesús como tal, él te recibirá en sus brazos de amor y debes entender que él te esta hablando en este momento a través de este mensaje, buscando tu mirada, auque tu no lo creas. Si de pronto te sientes tocado y decides realizar un real compromiso con el Señor, recíbele con fe y tu vida tarde o temprano cambiará, pues será él quien se encargará de reclamarte para si. Debes tener conciencia que sólo por su gran misericordia el día de hoy estás vivo y aún tienes otra oportunidad para recibirle en tu corazón. Y si de casualidad ya le has recibido en alguna instancia de tu vida y te sientes apartado del camino, te puedo decir de parte de Dios que él reclama por tu vida en estos momentos, y sólo depende de ti responder a este nuevo llamado, recuerda que él viene pronto a buscar a quienes le esperan y aman…”No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Si no fuera cierto, no les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar. Después de esto, volveré para llevarlos conmigo. Así estaremos juntos. Ustedes conocen el camino para ir a donde yo voy.” Juan 14:1-4.
Si no tienes palabras de momento para expresarte, y aún no has realizado un verdadero compromiso con Jesús, te animo a recibirle haciendo la siguiente oración en voz alta:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede perdonar y salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.La palabra enseña que si has realizado esta oración de corazón colocando tu fe en Jesucristo, eres salvo y por ende pasas a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día, día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la vida eterna.