La Restauración del Reino de Dios
Ezequiel 21:25-27 profetizó acerca del término del Reino de Dios representado en la nación de Israel: "Y tú, profano e impío príncipe de Israel [es decir, el último rey de Israel, Sedequías], cuyo día a llegado ya... así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona [es decir, Sedequías cesaría de ser rey]; esto no será más así... a ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré". Pasaje tras pasaje, los profetas lamentan el término del reino de Dios (Os. 10:3; Lm. 5:16; Jer. 14:21; Dn. 8.12-14). Se verá en estos versículos otro ejemplo de cómo el reino de Dios y su rey pueden ser tratados en forma paralela; el derrocamiento de Sedequías fue el del reino de Dios. De modo que el reino de Dios, tal como estaba representado en la nación de Israel, terminó: "Haré cesar el reino de la casa de Israel" (Os. 1:4). "Esto no será más, hasta..." lleva la implicación de que el reino reviviría cuando "venga aquel cuyo es el derecho, y yo [Dios] se lo entregaré". Dios "dará [a Jesús] el trono de David su padre... y su reino no tendrá fin" (Lc. 1:32,33) –al regreso de Cristo. Por lo tanto, es entonces cuando se cumplirá la promesa de la restauración del reino. Amen.
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