martes, noviembre 01, 2005

Como Luna Llena



“¿ Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿ o quién podrá estar en pie cuando el se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia” Malaquías 3: 2-3.

Al respecto, leía hace unos días en un folleto de mi Iglesia, dónde se daba una explicación de cómo era el proceso de purificación de la plata, la cual se gestó a raíz de averiguaciones realizadas por una hermana, quién se acercó a un Orfebre y presenció personalmente tal proceso, viendo que éste sentado en una banca con gran paciencia extendía con unas tenazas la pieza de plata sobre el fuego a la espera de su purificación, sin quitar la atención sobre ésta, ya que si se mantiene un tiempo adicional a lo requerido, se quema y se pierde. La pregunta de la hermana al Orfebre fue la siguiente: ¿ Cómo sabe Ud. cuando la pieza ya perdió todas las impurezas?, entonces éste le responde: muy fácil, cuando me veo reflejado en la pieza es el minuto exacto. ¡Que hermoso!, nuestro Señor es el Orfebre quién nos purifica para que seamos el reflejo suyo ante el mundo, dando un testimonio de vida a la altura del Rey de reyes. Es ese el anhelo de sus hijos, ser como Jesucristo, lo cual tiene un costo, ya que tal como el fuego para la plata lo son las pruebas que vivimos, las cuales a veces no entendemos, pero debemos tener en claro que estamos en un proceso de purificación. Por otra parte, en el versículo antes mencionado, se señala que el Señor es el fuego purificador y el jabón de los lavadores, ya que él a través de su sangre nos ha limpiado del pecado, otorgándonos su perdón para quienes le recibimos en nuestros corazones y le seguimos.
Lo importante de lo anterior, es entender que si logramos dar el testimonio que Dios quiere que demos ante el mundo, entonces toda la honra y la Gloria es sólo para él, sino fíjense en la Luna, la cual en la noche no brilla por si misma, sino más bien nos da el reflejo del Sol, el cual a veces es a medias (media Luna), a veces completo (Ver primera imagen de la Luna llena) y en otras ocasiones ninguno (Ver segunda imagen del Eclipse de Luna), dónde nosotros los Cristianos, día a día luchamos por ser como Luna llena, no brillando por nosotros mismos, sino que reflejando la luz que proviene de Nuestro Señor Jesucristo, para ser como luz que alumbra en lugar oscuro, ante lo cual, todo el bien que hagamos ya sea en nuestra vida familiar, en el ámbito laboral o en nuestra vida cotidiana es producto de ser un reflejo de quién vino a morir por nosotros, y que por si solos nada hacemos, ya que toda la honra y gloria es para él, quién es el único digno de recibirla… Nuestro Señor Jesucristo. Para el caso de la plata purificada es lo mismo, ya que ésta necesita de la luz para dar el relejo.
Es Jesucristo quién nos da la salvación, sólo depende de nosotros el querer ir a sus brazos de amor y comenzar con el proceso de purificación y finalmente ser un reflejo de lo que él es, no importando el costo que tengamos que pagar, ya que nuestra corona aún no la veremos, sino más bien cuándo estemos ante su Gloriosa presencia en su Majestuosa venida, la cual esta más bien cerca que lejana,… pon atención a los sucesos que están ocurriendo en el mundo, los que acontecen con más frecuencia de lo usual, tales como Terremotos, Tsunami, Huracanes, Guerras, Atentados (Ver Mateo 24: 3-8), y no lo digo yo sino los expertos en estadísticas quienes no tienen explicación de momento. No esperes hasta el último día, te animo a recibir a Jesucristo en tu corazón como el Señor de tu vida y Salvador, y a seguirle con el anhelo que le verás cuando venga a buscar a los suyos y a enjuiciar y condenar a quienes no hicieron su voluntad (Ver Mateo 25:31-46).
Si por un momento te has sentido identificado con el Eclipse de Luna y quieres responder a ese llamado que te hace Jesús en este momento, y si no tienes palabras de momento para expresarte, y aún no te has entregado al proceso de purificación que realiza nuestro Señor Jesucristo, te animo a recibirle haciendo la siguiente oración en voz alta:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede perdonar y salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.
La palabra enseña que si has realizado esta oración de corazón colocando tu fe en Jesucristo, eres salvo y por ende pasas a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día,… día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la vida eterna.