EL MENDIGO MILLONARIO

La historia anterior me hizo pensar mucho en Nuestro Señor Jesucristo, quién despojándose de su Gloria por un instante, se hizo siervo para predicar del Evangelio de la Salvación a su propio Pueblo, quienes por cierto, en su mayoría no lo reconocieron como el Mesías, ya que esperaban a un rey que los libertaría del dominio Romano. Jesús, siendo el primer misionero, viajó por muchas ciudades dando las buenas nuevas del Evangelio a los que no tenían esperanza de Salvación, y fue así como lo aceptaron y también lo rechazaron. Hoy en día, él aún nos sigue hablando acerca de su gran amor y perdón, mediante sus misioneros que viajan por muchos Países, quiénes también son tanto aceptados como rechazados. En otras ocasiones nos habla tocando a nuestra puerta a través de algún vecino, amigo, o por ejemplo a través de este mensaje, y no le reconocemos, rechazándolo sin dejar que él entre a morar a tu corazón.
Me imagino el sentimiento de Sebastián al sentirse rechazado, y el gozo de ser acogido con tanta ternura por su hijo. Igualmente Nuestro Padre y Creador se siente gozoso de ser recibido en tu corazón, con un acto de fe tan sencillo como el de reconocerlo como tu Salvador, aceptando que has pecado y que te sientes arrepentido de ello.
Por último, creo necesario destacar que ya es tiempo de reconocer a Jesús como el Señor de tu vida y no esperar hasta el final, cuando él se manifieste en Gloria y Majestad, ya que a esas alturas la fe de nada sirve, ya que por ella caminamos y obtenemos la Salvación y no por vista (2 Corintios 5:7).
Si tu pregunta es que tienes que hacer para obtener el perdón de tus pecados y por ende la vida eterna, sólo tienes que realizar un compromiso a través de una sencilla oración en voz alta (Romanos 10:9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo) y seguir a Cristo, leyendo su palabra, siendo obediente y congregándote en una Iglesia que proclame y exalte únicamente el Nombre del Señor Jesús (Iglesia Cristiana). Recuerda que la Religión no salva, sino más bien Cristo.
Si no tienes palabras de momento para expresarte y Si Dios te habla en este momento, por medio de este mensaje, recíbele, haciendo la siguiente oración:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.
La palabra enseña que si has realizado esta oración de corazón colocando tu fe en Jesucristo, eres salvo y por ende pasas a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día, día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la ¡¡ vida eterna !!.
<< Home