Escritos Originales que Revelan la Verdad.
Ahora que Satanás ha puesto de moda los Códigos de la Biblia, el falso evangelio de Judas y películas que plantean herejías mentirosas acerca de vida de Cristo, tales como La Ultima Tentación y el Código de Da Vinci, es bueno poner en práctica herramientas que en la medida que estén al alcance, puedan ser utilizadas para revelar las verdades que plantean los escritos originales, siempre sustentado del Espíritu Santo, tales como lo son la Hermenéutica y Exégesis, esto es; el estudio del cual se pretende obtener el sentido más apegado a la verdad y fiel de los escritos en lenguas originales, con objeto de realizar la correcta defensa de la fe.
Si hay algo que me fascina en la Palabra de Dios, es lo evidente que es la Deidad de Nuestro Señor Jesucristo, dicha una y otra vez, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Pero más aún, haciendo uso de estas herramientas, estudiando el sentido original del texto, se puede llegar a comprobar que Jesucristo no sólo se hace llamar el gran Yo Soy, sino también Jehová.
Muchos estudiosos de los escritos originales plantean que el Nuevo Testamento no fue escrito en Griego, sino en lengua Aramea (del Norte), idioma que hablaba Jesús. Tal vez no es relevante la lengua original en que se escribió, ya que al momento de traducir ambas se llega al mismo sentido y significado. Por mi parte pienso que es lógico que los Apóstoles de los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), bien pudiesen haber escrito en Arameo, pero no así Pablo ya que él se dirigió a los gentiles de la época, que dominaban un idioma en común, el cual no era precisamente el Arameo, sino más bien el Griego, lengua que era el equivalente al Inglés de hoy en día para el mundo antiguo. Jesús siendo Dios, es evidente que hablaba todos los idiomas (Arameo, Hebreo, Griego, Latín, etc.), de hecho en la sinagoga donde comenzó su ministerio leyó Isaías 61 1-2 desde la Septuaginta (versión del Antiguo Testamento en Griego traducida desde el Hebreo y Arameo 250 años A.C. por 72 eruditos Judíos, siendo seis de cada tribu).
A continuación quisiera plantear algunos ejemplos de los cuales, si aplicamos el sentido original de los escritos, nos encontraremos que la Deidad de Cristo es una realidad a voces.
De los escritos Griegos (en Koiné) del Nuevo Testamento, si vamos a Juan 1:1, se habla claramente que el Verbo (Logos) era Dios (Teos), y que tal Verbo se hizo carne (sarx), pero lo más grandioso está en lo que conocidamente se traduce en Juan 1:14 como “y habitó entre nosotros” (vRV 1960), asumiendo que es correcta tal traducción, se puede aclarar aún más tal concepto desde el escrito original en griego, lo siguiente: “ y fijó tabernáculo entre nosotros”, donde “fijo tabernáculo” viene del griego eskenosen, quedando así:
1:1 En principio era el Verbo, y el Verbo estaba cerca de Dios, y Dios era el Verbo.
1:14 Y el Verbo carne se hizo y fijó tabernáculo entre nosotros y contemplamos la gloria suya, gloria cual del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Si hay algo que me fascina en la Palabra de Dios, es lo evidente que es la Deidad de Nuestro Señor Jesucristo, dicha una y otra vez, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Pero más aún, haciendo uso de estas herramientas, estudiando el sentido original del texto, se puede llegar a comprobar que Jesucristo no sólo se hace llamar el gran Yo Soy, sino también Jehová.
Muchos estudiosos de los escritos originales plantean que el Nuevo Testamento no fue escrito en Griego, sino en lengua Aramea (del Norte), idioma que hablaba Jesús. Tal vez no es relevante la lengua original en que se escribió, ya que al momento de traducir ambas se llega al mismo sentido y significado. Por mi parte pienso que es lógico que los Apóstoles de los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), bien pudiesen haber escrito en Arameo, pero no así Pablo ya que él se dirigió a los gentiles de la época, que dominaban un idioma en común, el cual no era precisamente el Arameo, sino más bien el Griego, lengua que era el equivalente al Inglés de hoy en día para el mundo antiguo. Jesús siendo Dios, es evidente que hablaba todos los idiomas (Arameo, Hebreo, Griego, Latín, etc.), de hecho en la sinagoga donde comenzó su ministerio leyó Isaías 61 1-2 desde la Septuaginta (versión del Antiguo Testamento en Griego traducida desde el Hebreo y Arameo 250 años A.C. por 72 eruditos Judíos, siendo seis de cada tribu).
A continuación quisiera plantear algunos ejemplos de los cuales, si aplicamos el sentido original de los escritos, nos encontraremos que la Deidad de Cristo es una realidad a voces.
De los escritos Griegos (en Koiné) del Nuevo Testamento, si vamos a Juan 1:1, se habla claramente que el Verbo (Logos) era Dios (Teos), y que tal Verbo se hizo carne (sarx), pero lo más grandioso está en lo que conocidamente se traduce en Juan 1:14 como “y habitó entre nosotros” (vRV 1960), asumiendo que es correcta tal traducción, se puede aclarar aún más tal concepto desde el escrito original en griego, lo siguiente: “ y fijó tabernáculo entre nosotros”, donde “fijo tabernáculo” viene del griego eskenosen, quedando así:
1:1 En principio era el Verbo, y el Verbo estaba cerca de Dios, y Dios era el Verbo.
1:14 Y el Verbo carne se hizo y fijó tabernáculo entre nosotros y contemplamos la gloria suya, gloria cual del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
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