La Solución en Tus Manos II Parte
En otra ocasión, en la estadía del mismo viaje que realizamos a Estados Unidos, se me ocurrió realizar unas compras, antes de regresar a Chile, en un conocido Mall llamado The Falls (Cascadas), ubicado en el residencial barrio de Kendall. Valientemente, le dije a mi Madre antes de salir desde el sector dónde alojábamos (Híaleah), que yo era capaz de llegar, pues era tan sencillo como tomar la interestatal US-1 y luego virar a la derecha en Kendall, el resto ya me lo sabía de memoria. Mi Madre confió en mí y se animó a acompañarme, pues veía como poco a poco yo me iba ubicando en la Ciudad.
De camino en la US-1, una gran autopista que cruza Miami, comenzamos a emprender el viaje, cuándo mi Madre se percata que no andábamos con mapa ni teléfonos locales anotados de los parientes, pero yo mostrando seguridad, vehementemente le insisto que no hay problema. Al pasar de una hora, comienzo a inquietarme ya que no encontraba la salida que señalaba el sector en dónde debíamos dejar la interestatal. Mi Madre muy prudente me señala que no le sonaba conocido el lugar, ante lo cual le insisto que faltaba solamente encontrar la salida adecuada. Luego de unos minutos y percatarme de mi error, le confieso a mi Madre que me encontraba perdido, pues al tomar la US-1 desde un comienzo erré el sentido, es decir, en vez de ir para el Norte íbamos hacia el Sur, pero el gran problema era que ya no se veían salidas, no existiendo asimismo el viraje en “U” en ese tipo de Autopistas. Además existía el agravante que no contaba con mucho combustible. Fue entonces que comenzó nuestro drama, pues Florida no es como Chile, en el sentido que uno se detiene en la berma a pensar o para llamar tranquilamente por un citófono S.O.S., ya que los cocodrilos andan a la orden del día, y se recomienda no bajar del auto a las afueras de Miami, pues muchos han sido los casos en que automovilistas han sido atacados por estos animales al quedar en panne y bajar para revisar el motor, no obstante exisistir mallas de protección y señales preventivas lo largo de toda la autopista.
Sin alternativas, no tuve más que detenerme en la berma mientras mi Madre oraba sin parar. En efecto, nuestro camino errado nos llevaba cada vez más lejos y sin retorno. Yo comencé a acompañar la oración, cuando en un momento que me desconcentré mirando hacia el costado, con el afán de evitar que se acercará algún animal, me percato que nos encontrábamos frente a la solución, la cual era un paso en la mediana bajo una estructura de un enlace, que denotaba huellas de neumáticos, lo que me dio la seguridad que era utilizado habitualmente para viraje en “U”. Mi Madre muy agradecida de Dios me indicó que esa era la respuesta de su oración. Luego de realizar el viraje tomando el camino correcto, todo resultó conocido y la tranquilidad volvió a nuestras almas. ¡Hay que estar en la situación para entenderlo!.
Particularmente, y es lo habitual, que en nuestras vidas tomemos caminos equivocados que nos llevan irreversiblemente a la perdición, y en la mayor parte de los casos no queremos reconocerlo, pues tal como el mundo lo plantea señalamos: “yo no estoy arrepentido de nada en la vida”, “si pudiera revertir mi vida volvería a hacer todo igual”, “no me arrepiento de mis errores, pues de ellos aprendo”, etc. ¡siendo esto verdaderamente la condenación!, pues el comienzo de la salvación y por ende el de un cambio rotundo en nuestras vidas, es el reconocimiento y arrepentimiento de todos nuestros pecados.
Todos tenemos una posibilidad de “retorno” en el mal camino, inclusive puede estar frente a nosotros y tal vez no lo queremos ver. El enemigo siempre estará al asecho y puede ser tarde cuando te percates que te encuentras en las fauces de éste devorándote.
Este “retorno” es la desición de aceptar a Jesucristo como tu Señor y Salvador de tu vida, quién te llevará finalmente por el camino correcto al Padre.
Jesús dijo en Juan 14:6: “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida: nadie viene al Padre sino por mí”
Si te has sentido que no vas por el camino correcto, y por lo demás identificado con este mensaje, y si no tienes palabras para dirigirte al Señor, puedes recibirle haciendo la siguiente oración en voz alta:
“ Dios mío, gracias por tu amor hacia mi. Reconozco que hasta ahora anduve lejos de Ti viviendo a mi manera… Te confieso todo el mal que hice. Creo que Jesucristo, tu Hijo, me puede perdonar y salvar… Ven Señor Jesús y entra en mi vida, Amén”.
La palabra enseña que si has tomado esta decisión de corazón colocando tu fe en Jesucristo, tus pecados han sido perdonados y en consecuencia eres salvo pasando a ser hijo de Dios, ante lo cual no te olvides de este importante día,… día en que has nacido a la nueva vida…..la cual es la vida eterna.
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